
Yo llegué de la escuela y mi abuela me dijo quedito,
-Chito- que en "nosotros"significa silencio y entré despacito.
Mi abuelo se hamacaba en una silla, la mirada en la nada.
La frente era cruzada por un surco que nunca le había visto, los brazos le colgaban, parecía distinto.
Estuvimos los tres, no recuerdo cuanto tiempo callados.
De pronto, se incendiaron sus ojos y en dos pasos,
se salió de la casa.
Ella con voz entrecortada me lo dijo;
-Hoy no alcanzó la paga y en dos días, habremos de entregarla-
Era noche y me asomé a la puerta, vi sus huellas marcadas y me fui sobre ellas estirando mis pequeñas piernas en su enorme zancada.
Yo sabía donde estaba, donde iba cuando estaba triste, cuando hablaba demasiado de España, cuando ya no podía con la azada.
Y me senté a su lado, el se pasó la boina por los ojos y levantando el brazo, me señaló un enjambre de luciérnagas.
"Vagalume" me dijo, nunca te las podrán sacar, por más que tengan ganas.